domingo, 16 de marzo de 2014

Jardines del Hipódromo: la curva se va enderezando



Jardines del Hipódromo, es el estadio donde juega de local Danubio. Cuadro de barrio por excelencia. La curva de maroñas es desde donde viene este importante club uruguayo. El barrio se empezó a movilizar más desde la reinauguración del Hipódromo. El centro hípico queda a unas cuadras del estadio danubiano.

El domingo 25 de agosto de 1957 fue la inauguración, tras la inversión aproximada de medio millón de pesos. Sin dudas que eran otras épocas. Una anécdota interesante sobre ese día es que un helicóptero de la Fuerza Aérea descendió con la pelota que se jugó el partido. La cifra histórica marca que ese día se vendieron 19.000 entradas. Un dato curioso: la más cara valía $3. Hoy la más barata vale 200 y la diferencia de cambio no es tan abultada como para decir que son precios equivalentes.

En su día inaugural contaba solo con tres tribunas, las dos cabeceras y la platea local. Pero en el 2000, se construyo la tribuna lateral faltante. Donde hoy se ubica el visitante. Con esta ampliación, el estadio logró una capacidad de aproximadamente 15.000 personas.

El estadio se encuentra en una especie de rotonda ovalada. La tribuna visitante apunta directamente a Camino Maldonado, pero queda a unas 5 cuadras, que en caso de que haya zona de exclusión no queda otra que caminarlas.

Dicha tribuna es la que le dan a los visitantes. Cuenta con la particularidad de que en la parte suprema tiene una palmera, Algo inusual en cualquier estadio del mundo. La palmera que fue quemada en una oportunidad por hinchas de Peñarol, ahora ya está sana nuevamente.

Una particularidad que tienen las laterales es que los escalones son anchos y aportan gran comodidad. No hay que pechar con las rodillas al de adelante como pasa en el estadio Centenario.

La tribuna es amplia y larga, una lástima que la situación actual del país lleve a que sea recortada por un pulmón contra la cabecera donde se alojan los danubianos. 

El estadio albergó partidos importantes para la franja, tanto ante los grandes como ante equipos como Estudiantes de la Plata por ejemplo. La más recordada victoria por un hincha danubiano en su recinto, fue la de la final del campeonato uruguayo 2004 ante Nacional. Danubio dio la vuelta olímpica de local al ganarle 1 a 0 con un gol del histórico franjeado Diego Perrone en la hora y de taquito. Un detalle no menor: ese día llovía.

Los últimos años la institución se ha convertido en un club modelo en cuanto al trabajo con juveniles. Cavani, Gargano, José María Giménez y se vienen jugadores como Mayada y Gonzàlez. Las ganancias se reflejan en el gran estado del campo de juego, en la pintura de sus tribunas, en la cara de los hinchas locales. La curva se va enderezando de a poco.

Un estadio que es temido por varios por su ubicación. Pero puedo asegurar que es seguro y que sus al rededores son confiables. Eso sí, hoy es inseguro caminar en cualquier barrio así que las medidas deben ser las clásicas. 

miércoles, 26 de febrero de 2014

El Méndez Piana. Una hormiga al lado de un elefante


El Parque Luis Méndez Piana es propiedad de Miramar Misiones. Cuadro de barrio, de tradición. Una perfecta fusión entre el Club Sportivo Miramar y Misiones Fútbol club. El cuadro es de Parque Batlle, donde también se encuentra su escenario deportivo.


El escenario inaugurado el 5 de diciembre de 1958, tiene tres particularidades dignas de nuestro fútbol. En primer lugar, el hecho de estar pegado a otro estadio profesional. El Parque Palermo, perteneciente a Central Español, es lindero con el Méndez Piana. Solo un muro los separa, lo que permite al espectador que se encuentra en la tribuna visitante poder observar hacia la cancha del palermitano. Pero no sucede al revés, ya que el estadio cebrita se encuentra más alto que el de Central.

El Méndez Piana, rodeado del Palermo, el Club de tiro y el Centenario
La segunda particularidad que muestra, es que por detrás de la tribuna principal se puede observar el mítico Estadio Centenario. La diferencia es abismal. La Ámsterdam sola carga por lo menos tres veces más gente que todo el recinto cebrita. Son 15.000 lugares contra 4.000. Parece una hormiga al lado de un elefante.

Finalmente la tercera, son los disparos que se escuchan desde el club de tiro que se encuentra a 15 metros, por detrás de la cabecera que no tiene tribuna.

También cuando hay algún recital en el Estadio o en el Velódromo, uno puede escuchar a veces las pruebas de sonido. Se escucharon músicos como Paul McCartney y bandas de la talla de Aerosmith, No te va gustar, etc. La proximidad y la poca altura de las tribunas, permiten que el sonido llegue intacto.

El nombre se debe, según indica la prolija página oficial del club, a un pionero de Misiones, dueño del campo de juego que aportó a la fusión de Miramar. Un clásico en un cuadro chico, el nombre en representación a un valor importante de su historia.

Las tribunas son simples, sin ninguna particularidad. La única quizás es que las cabinas de prensa se encuentran atrás de la única cabecera que tiene, ya que la otra es un talud. En dicho talud, siempre va colgada una bandera blanca que contiene la inscripción del nombre entero del equipo en letras góticas negras. Una bandera que pasea a todos lados con los monos de Parque Batlle.

La historia más recordada por el hincha del fusionado, es sin dudas cuando la modelo Jessica Zunino había prometido bailar en ropa interior si el equipo ascendía ese año (2010). La novia del jugador Damián Álvarez,  se había comprometido cuando el ascenso parecía un hecho. Tras una espera que se hizo más larga de la cuenta, la reconocida modelo uruguaya cumplió la prenda, pero no del todo como el hincha, o más bien cualquier espectador masculino hubiese querido. La descripción no hace falta, con la foto de archivo adjunta uno se da cuenta hasta qué punto cumplió. Fue perdonada por el frío del pleno invierno montevideano que hacía.


El club no tiene títulos importantes, ni copas internacionales jugadas. De todos modos, el hincha recuerda ascensos y partidos agónicos ganados ante “los grandes”. Fue incluso en una victoria ante Peñarol, donde se lucieron Sebastián Fernández y Álvaro Pereira, más conocidos como “Papelito” y “Palito”. Ambos dieron el salto gracias a Miramar y luego de pasar por clubes más importantes llegaron a la selección con la que salieron cuartos en Sudáfrica 2010 y campeones en la Copa América celebrada en Argentina un año más tarde. Fueron parte del famoso "proceso Tabárez".

Una cacha más quizás, pero con sus anécdotas y particularidades impresas. Los partidos más importantes que recibió fueron definiciones de ascensos. O choques ante Defensor o Danubio.

Un estadio prolijo, pero que demuestra las carencias del fútbol uruguayo. Un club luchador y de bien. Sin violentos que puedan complicar ir a una cancha que tiene una ubicación perfecta.
           

miércoles, 19 de febrero de 2014

Estadio Luis Franzini, cuando las cosas se hacen bien...



Otro fin de semana de actividad del fútbol uruguayo, otra cancha para visitar. Esta vez, el internacional estadio del Defensor Sporting Club.
Tomada de www.defensorsporting.com.uy

Los violetas poseen una rica historia en el medio, es que fueron el primer cuadro chico en salir campeón. Cuando Peñarol y Nacional se repartían todos los títulos desde que el profesionalismo se instaló en 1932 en el fútbol local, los violetas sorprendieron en el 1976. Tuvieron que pasar 44 años de hegemonía, para que un chico la interrumpiera. El último partido del campeonato, defensor lo jugó de local y como muestra la imagen, dio la vuelta olímpica en su cancha.

El estadio Luis Franzini fue inaugurado en 1963. El nombre fue en honor a un importante dirigente que tuvo el club durante más de 20 años, siendo fundamental para su crecimiento.

Con dicho crecimiento, ya habiendo sido campeón en tres ocasiones (1976, 1987, 1991), se decidió reformar ampliamente el escenario. El club necesitaba un estadio acorde a su papel dentro del fútbol. Las mejoras terminaron un año más tarde: cabinas para prensa más amplias, palcos, reformas en las gradas, entre otras cosas. Desde ese día a la fecha también ha mejorado: se pintaron las gradas, se hicieron más palcos y el tablero electrónico, algo que escasea en las canchas uruguayas.

En ese coqueto escenario, fue por la tercera fecha del clausura 2014, que se enfrentaron Defensor y Juventud. Este último oficia de local en el Parque Artigas. 

La llegada al estadio es fácil, no hay que adentrarse en barrios que tienen calles muy parecidas entre sí. Con ir al parque rodó alcanza para llegar al Franzini. Yo elegí la tribuna local para facilitar la descripción, ya había estado en ambas tribunas anteriormente y la que alberga al público violeta tiene más color. La entrada, pegada a los autitos chocadores. Pregunto qué se habrán imaginado los hinchas de los clubes internacionales que visitaron el Franzini, al ver un estadio inmerso en un parque de diversiones bastante precario. 

Ya dentro del estadio, uno puede observar una gran prolijidad. Una canchita de cemento hacia un costado en la que acostumbran estar jugando chiquilines y hacia adelante la tribuna que tiene las cabinas y por debajo de las mismas un puesto de comida. 


El violeta predomina en todos lados, ya desde afuera se ven los postes de luz pintados. El barrio se siente identificado y más aún se debe de sentir el hincha en su tribuna. Una tribuna que carga gente, exactamente 21 filas de hormigón pintado de violeta. La tribuna tiene un pasillo abajo donde los clásicos hinchas se paran contra el bajo alambrado, donde insultan, alientan, etc.

La tribuna principal está conectada con la cabecera local. Ahí para “La banda Marley”, una hinchada no muy distinta a la de los demás cuadros chicos. No más de 70 personas preocupadas por cantar, alentar y generar música entre banderas violetas.

La mencionada cabecera, posee el marcador electrónico, y detrás del mismo se asoma la rueda gigante del parque rodó. De noche genera una imagen pintoresca, ya que la rueda enciende las luces que posee en su estructura metálica. 

Del lado de enfrente la tribuna visitante, le hace base a la inmensa Facultad de Ingeniera. El violeta de la tribuna contrasta con el opaco gris del centro de educación. 



La cancha: un lujo. Debe de ser junto a la del Parque Central, la que está en mejor estado en el ámbito local. Un césped bien verde y parejito. No existe el “me picó mal” tan utilizado por el futbolista uruguayo como excusa al parar mal la pelota. Esa misma cancha  ve nacer año tras año juveniles violetas. Rolan, De Arrascaeta, Gino, Pais, Silva, son algunos casos de una camada de juveniles que no tienen techo. 

Defensor se convirtió en la última década en una fábrica de jugadores. Lo que ha llevado a Defensor a poder ser competitivo y aparecer en el plano internacional. El club llegó a cuartos de final en las ediciones 2007 y 2009 de la Copa Libertadores, perdiendo en primera instancia con Gremio y en segunda con Estudiantes. Pero esta última edición encierra la particularidad de que en octavos de final eliminó al poderoso Boca Juniors. La ida fue 2 a 2 en Montevideo y la vuelta fue sorpresa violeta al derrotarlo en la mítica Bombonera 1 a 0.

Sin embargo, los partidos de local los jugó en el Estadio Centenario, ya que su estadio no contaba con la habilitación de la CONMEBOL. Pero en el año 2011, volvió a contar con la habilitación.

El violeta volvió a jugar como local internacionalmente al año siguiente ante Velez por Libertadores. Fue un 3 a 0 abajo, pero ese día significó algo importante para los violetas, volver a sentirse locales.

Un estadio con historia sin lugar a dudas, vio al primer campeón chico, vio partidos internacionales, ve a su querido Defensor ante los grandes. Todo adjuntado a una enorme prolijidad y un ambiente digno de reconocer.

lunes, 10 de febrero de 2014

El Parque Artigas. Un ambicioso intento


Si hay un club que intentó algo distinto en materia infraestructura, es Juventud de Las Piedras. Aquel proyecto de realizar un estadio de última generación sonaba extraño, pero a su vez entusiasmaba no solo al hincha de Juventud, sino que también a cualquier hincha del fútbol uruguayo. 

Lamentablemente y como muchos esperaban, el proyecto nunca se concretó. La ida de Juventud a la B y otros factores complicaron abruptamente la economía del club. Lo cierto es que si bien tuvo un comienzo inspirador, no tuvo un final feliz.

La imagen adjuntada arriba muestra lo que debería ser el Parque Artigas hoy. Cantina, comercios, palcos, tablero, iluminación, inmediaciones asfaltadas, etc. Muchos lujos para una realidad totalmente alejada a eso.

La inauguración la hicieron cuando el estadio pasó el mínimo aceptable para ser usado en partidos de nulo riesgo según las medidas de seguridad que implanta la policía en coordinación con la AUF. A esa altura las tareas de construcción ya habían cesado y se sabía que la promesa del Parque Artigas no se cumpliría. Hasta el día de hoy, no ha tenido reformas importantes y sigue siendo el mismo de la inauguración con algunos baches. 

En la tarde del domingo, con la aparición del sol entre los nubarrones grises que azotan el cielo hace ya dos semanas, me fui hasta el Parque Artigas a observar al querido El Tanque Sisley contra el local: Juventud. Ambos venían de perder, podía pasar cualquier cosa. Fui con la idea de un 1 a 0, y me fui con la realidad de un 4 a 0 a favor del verdinegro, la tarde dio para más de lo que pensaba.

Teniendo que atravesar Las Piedras de punta a punta, se ven las estructuras vacías de un estadio que quiso ser más. Eso hizo fácil visualizarlo, a diferencia de lo que te puede pasar con el Parque Roberto, del cual escribiré próximamente.

Me establecí en la tribuna visitante, por mi simpatía con el verdinegro. La tribuna, no tiene mucho de tribuna. Las afueras son de pedregullo, cosa que no puedo juzgar, ya que la calle correspondiente es nueva y está en obras.

Luego de ingresar, lo primero con lo que uno se encuentra son 10 o 15 metros de pastizal. Hay que atravesarlo para llegar al cemento. La humedad de ese día lograba que cada paso sobre el pasto soltara una nube de mosquitos: recomiendo llevar repelente. Ya cuando llegás al cemento, el piso sigue siendo de pasto. Pero un poco mejor, aunque desprolijo aun. 

 
La tribuna consta de cuatro hileras de bloques de cemento puestos sobre una empinada de pasto. Hacia atrás más césped y hacia adelante una cancha que le costó recuperarse del mal tiempo. Muchos charcos y lugares donde la pelota se frenaba. Era todo un desafío para los jugadores saber si iba a picar rápido o a frenarse. Pero en condiciones normales puedo asegurar que la cancha está en buenas condiciones.


La tribuna local, es la máxima denuncia de lo que podría haber sido el estadio. El ya mencionado esqueleto vacío de una segunda bandeja que se empezó a construir da una fría imagen. Las fotos sobre el margen izquierdo demuestran todo: la gente que asiste partido a partido, lo en vano que sería esa bandeja y la lejanía de completar el proyecto. Un detalle a destacar es que en la foto que muestra la tribuna local, quien esta dado vuelta es Gustavo Byzcayzacú, el goleador que pasó por Nacional y que ahora se incorporó a El Tanque.

El último detalle que resalta es el de los vestuarios. Los mismos son contenedores. No tuve la suerte de conocerlos por dentro, pero desde la tribuna se observa tanto el vestuario local como el visitante y son como los que hay en las obras.    

Una cancha que recomiendo visitar. Muestra la realidad de algunos clubes, la economía de la gran mayoria y la pobreza del fútbol uruguayo. La pobreza que no se ve con la selección, razón por la cual varios clubes le retiraron la confianza al ejecutivo actual de la AUF.

Sin embargo entre tanto gris, sobre agosto del año pasado se lanzó un proyecto impulsado por la misma empresa gerencial del reciente Costa Urbana Shopping, que implicara la finalización del estadio pedrense, junto con a un nuevo Shopping. Este proyecto ilusiona bastante más que el anterior, porque es la misma firma encargada del shopping la que se preocupará económicamente de la contstrucción. El proyecto ya fue aprobado por la Junta Departamental de Canelones y esta planificado para el 2015.